masones

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En la primavera de 2003, el compositor Franck A. Holzkamp presentó su idea para una ópera, «El Laberinto: La Segunda Parte de La Flauta Mágica», en una reunión de la Sociedad Masónica Pegasus en Bad Alexandersbad, en los montes Fichtel. La notación, a la antigua usanza, pretendía hacer referencia deliberada a su famoso predecesor y posicionar el proyecto como una continuación.
Las palabras de Franck Holzkamp convencieron al público de que, más de 200 años después de Mozart y de los inmensos avances en la música, había llegado el momento de retomar y continuar el tema. Gerd Scherm, como libretista, y Thomas H. Kaspar, como dramaturgo, decidieron espontáneamente participar en el proyecto.

Ambos son masones e incorporaron conscientemente el conocimiento masónico en su libreto.

Schikaneder, Mozart y Goethe también fueron masones.